Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1550
Legislatura: 1893-1894 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 5 de julio de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 172, 5508-5509
Tema: Situación de la industria corcho-taponera ante la probable ruptura de relaciones comerciales con Alemania

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): El Sr. Vallés y Ribot ha dicho que nunca retiraba nada de lo que dice, y yo he de contestar que me parece que S. S. ganaría mucho con retirar todo lo que ha expuesto esta tarde, aunque es una serie de contradicciones tal, que realmente no hay necesidad de que lo retire. su señoría ha retirado todo lo que ha dicho porque una cosa detrás de otra, ha ido desmintiendo todo lo expuesto antes. Estos partidos monárquicos, según S. S. sólo viven del privilegio, y se levanta S. S. enseguida a pedir un privilegio, que es precisamente lo que piden los proteccionistas.

¿En qué quedamos? ¿Es partidario el Sr. Vallés y Ribot de la industria corcho-taponera o no lo es? (El Sr. Vallés y Ribot: Sí.) Pues sí es partidario de la industria corcho-taponera, no puede ser enemigo del tratado hispano-alemán. La industria corcho-taponera, representada por grandes Comisiones, ¿no sabe S. S. lo que pide? ¿no sabe lo que consta en las exposiciones que ha mandado? Pues consta como petición suya, que se apruebe inmediatamente el tratado hispano-alemán; luego S. S., al rechazar este convenio y al decir que la Comisión que entiende de él en el Senado procede con patriotismo al no dar dictamen e impedir que el tratado se apruebe, está procediendo de una manera como no ha procedido hasta ahora el enemigo más acérrimo de la industria corcho-taponera.

Allá se entenderán S. S. y los electores de la provincia de Gerona que le han votado. (El Sr. Vallés y Ribot: Ya estoy entendido.)

Lo que hay es, que S. S. no tiene valor para abordar la cuestión, que S. S. no se atreve a desprenderse de ciertos compañeros suyos que son enemigos del tratado, y al mismo tiempo no quiere desprenderse de los electores de la provincia de Gerona que le han votado y que son partidarios del tratado hispano-alemán; y entre esos deberes, no ha tenido S. S. el valor de optar por uno o por otro, y anda fluctuando y contradiciéndose como no se ha contradicho aquí ningún Diputado.

Su señoría no tiene el derecho de decir que la Comisión del Senado no dará definitivamente dictamen porque la Comisión del Senado ha dicho otra cosa: ha dicho que dará dictamen (El Sr. Navarro Reverter: Siempre) y si lo ha dicho, yo no tengo motivo para hacer a sus individuos la ofensa de que no cumplen su palabra. Si no dieran dictamen, tanto peor para ellos, pero no tengo más remedio que creer en su palabra, no sólo por las personas que la han dado, sino por el cargo que ejercen.

De manera que yo tengo todavía esperanzas de que se dé el dictamen en el Senado, de que se discuta, y es más, de que se apruebe, porque para eso ha presentado el convenio el Gobierno, a reserva de que las Cortes puedan desaprobarlo.

Entre tanto, ¿qué medios tiene el Gobierno para evitar los males de esa industria, tan malamente representada esta tarde por S. S.? ¿Qué otra cosa puede hacer el Gobierno a favor de esa industria si no la aprobación del tratado, que es lo que piden para salvarse los interesados en ella? Pues eso lo está haciendo el Gobierno con toda la energía que S. S. habrá visto, y todavía tiene esperanzas de conseguirlo. Si no lo consigue, ya verá la manera de compensar los perjuicios que a esa industria se le sigan por la no aprobación del tratado. (El Sr. Baró: No hay compensación ninguna para la industria corcho-tapone-[5508] ra.) Pues el Sr. Vallés debe creerlo cuando la pide al Gobierno. (El Sr. Baró: No la hay.- Sr. Ceballos: Calma, que vamos a oír al presidente.-Risas-El Sr. Presidente agita la campanilla.)

El Sr. Vallés no ha dicho que compensaciones serían esas, pero debe creer que las hay cuando las pide; tal vez se lo tenga guardado para mejor ocasión. Pero, en fin, lo que del Gobierno dependa, lo que a medidas de orden interior se refiera, está dispuesto a hacerlo, pero lo que se refiere a medidas internacionales, eso no lo puede hacer; lo mejor para esa industria sería la rebaja en las tarifas para la importación en otros países, pero esas rebajas no nos las conceden sino a cambio de otras que nosotros hagamos, y en esto consiste el tratado. es así que el Sr. Vallés combate el tratado, luego combate el medio mejor, si no es el único para favorecer a esa industria.

¿Hay otros medios de favorecerla o de compensar el perjuicio consiguiente a la no aprobación del tratado? Uno habría, por ejemplo, las primas de exportación. ¿Se atreve el Sr. Vallés y Ribot a proponer ese medio? (El Sr. Vallés y Ribot: Ya lo he propuesto.) ¿Cuándo? (El Sr. Vallés y Ribot: En una moción que hice al Sr. Ministro de Hacienda.) Pues si entramos por este sistema, habrá que dar también primas a los consumidores españoles por los perjuicios que les ocasione la subida de las tarifas respecto a los productos y artículos de que hayan de surtirse.

De modo que, desengáñese el Sr. Vallés y Ribot: yo por ahora confío, y no tengo motivo alguno para desconfiar, de la palabra que han dado los individuos de la Comisión del Senado; confío en que el dictamen sobre el tratado se ponga a discusión y se vote; y una vez aprobado el tratado habrán desaparecido todos esos peligros y perjuicios. Si así no sucede, el gobierno verá si hay medio de compensar los perjuicios que a la industria corcho-taponera se irroguen. ¿Cómo? El Gobierno no lo sabe ahora; es cosa a estudiar muy detenidamente, pero claro está que si el Gobierno encuentra medio dentro de las leyes de compensar los perjuicios, los compensará porque la idea del Gobierno es que no por beneficiar a unas industrias se perjudique a otras.

Respecto de las apreciaciones políticas que haya hecho S. S. y que no venían bien realmente porque si S. S. acude el Gobierno en demanda de auxilio para una industria que S. S. desea favorecer y parece que acude al Gobierno más bien pidiéndole el favor de que le ayuden a S. S. en esa nobilísima empresa, no me parece que era la ocasión más oportuna para venir a atacar al Gobierno de la manera que S. S. lo ha hecho porque no es buen modo de pedir favores aunque claro está que cualquier cosa el Gobierno hubiera de hacer no lo haría como favor a S. S., sino como justicia a una industria perjudicada, pero puesto que S. S. se ha dirigido al Gobierno en tono de amistad y hasta de cariño porque ayer decía que se dirigía al Gobierno con cariño y que pedía que se le contestara con cariño, y así creo que lo hizo el Gobierno, no me parece bien que dirigiéndose a uno con cariño, y deseando que el otro le corresponda con cariño también, empiece S. S. por atacar tan despiadadamente como ha atacado al Gobierno.

Pero, en fin, como todo lo que S. S. ha hecho esta tarde es una pura contradicción, yo hago poco caso del ataque que ha dirigido S. S. al Gobierno, para que no crea S. S. que el ataque que ha dirigido al Gobierno puede influir en perjuicio de las industrias. Por lo demás, el país sabrá decir entre lo que S. S. ha dicho y lo que el Gobierno ha dicho y hecho, quién es más amigo de esas industrias perjudicadas: si S. S., que representa una de las provincias que van a quedar más lastimadas con esto, o el Gobierno. Tengo el convencimiento de que la opinión dirá que el amigo de la industria corcho-taponera es el Gobierno, y que es muy enemigo de esas industrias el Sr. Vallés y Ribot. Después de eso, no sé con quién irá la opinión pública; yo creo que con el Gobierno; y como S. S. ha expuesto su opinión, yo expongo la mía: que el Gobierno cuenta con la opinión pública.

No tengo más que decir.



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